Fuente ABC
El verano es la época por
excelencia del año para
poder tomarse un merecido
descanso y romper
con la rutina y obligaciones
diarias. Dejar temporalmente
las apretadas agendas en un
cajón da paso a disponer de tiempo libre
para dedicarse a uno mismo y a la
familia. Los padres tienen, además, la
oportunidad de disfrutar de la compañía
de sus hijos a los que solo ven
unas horas al día durante el curso escolar.
Resulta muy recomendable
programar su día a día para
que jueguen, hagan deporte,
lean... y, por qué no, se aburran
como estrategia para
que desarrollen su creatividad.
Sin embargo, los expertos
aseguran que muchos padres,
en su ánimo de descansar,
comer tranquilos en un chiringuito,
poder dormir una siesta... y, en
definitiva, no aguantar pataletas de
sus hijos, optan en estas fechas por el
cómodo recurso de ponerles un telé-
fono móvil en sus manos, fórmula
«apaganiños» infalible. Grave error,
según apuntan.
El problema es que, una vez que empiezan
con la rutina de coger el móvil
a cualquier hora y en los tiempos muertos
para entretenerse, si no hay un correcto
control horario de su uso y se
establecen con antelación unas normas
y límites a cumplir, es muy difícil
que, acabado el verano, se «desenganchen»
de este hábito. También ocurre
en el caso de aquellos niños que se marchan
de campamento o al pueblo con
los abuelos y sus padres les dan por
primera vez un teléfono móvil con el
propósito inicial de que puedan hablar
si necesitan algo, intercambiar fotos...
Que se vean solos con este dispositivo
en sus manos les invitará a explorar
sobre sus posibilidades
tecnológicas y a aprender rápidamente
con la ayuda del resto de compañeros
del campamento ya duchos en su
manejo y a los que seguro que incluirá
en grupos de WhatsApp a los
que después será difícil renunciar.
Será el principio de una
larga lista de descubrimientos.
Por eso, los expertos en
adicciones tecnológicas piden
precaución siempre,
pero en especial en verano
porque si se «enganchan» al
uso del móvil es muy difícil que
rompan con esta rutina acabadas las
vacaciones.
Sin interferir en su ocio
José Antonio Molina, coordinador terapéutico
de Dianova España, psicó-
logo clínico y antropólogo social, advierte
que hay una sobreexposición de
los menores a las nuevas tecnologías
y que los datos señalan que en pocos
años se ha duplicado el acceso a internet
de los niños de 4 a 14 años. «No hay
duda de que en verano su uso aumen- ta porque es más fácil que accedan al
móvil o la tablet durante los tiempos
muertos que tienen, ya que durante el
resto de año están o bien en clase o
realizando actividades extra escolares
o los deberes. Lo que no debe ocurrir
jamás es que las tecnologías interfieran
o sustituyan cualquier otra actividad
propia de unas buenas
vacaciones. Es decir, no se puede permitir
que los menores no salgan a la
calle, a jugar, a bañarse en la piscina o
la familia a dar un paseo por la playa
porque el niño se empeñe en estar conectado
a la tablet o el móvil. El ocio no puede limitarse a internet en ningún
caso».
Añade que aquellos niños menos
creativos, que tienden a aburrirse, que
toleran menos la frustración y no saben
controlar sus impulsos suelen ser
carne de cañón y es más fácil que caigan
en una adicción a las nuevas tecnologías.
«Además, un uso abusivo
conlleva a posteriores trastornos de
comportamiento en estos niños».
Evitar discusiones
Para evitar llegar a estas situaciones
límite, José Antonio Molina recomienda
a los padres una serie de pautas. En
primer lugar que animen a sus hijos a
realizar sus actividades cotidianas
–desde desayunar o hacerse la cama
a dar un paseo, bañarse en el mar...–
con anterioridad a coger la tablet o
móvil. «Además, su uso debe hacerse
bajo el compromiso de cumplir las pautas
y normas que marquen los padres
en cuanto a tiempo y condiciones. Hay
que dejárselo muy claro para no dar
lugar a discusiones posteriores».
También anima a evitar la prohibición
absoluta, «que puede crear
efectos contraproducentes», así
como las amenazas continuas sobre
castigos sin su uso. Si no se
presta atención a los límites en el
acceso de los niños a internet durante
el verano, «se consolidarán
unos hábitos que, cuando se acaben
las vacaciones, serán muy
difíciles de gestionar y habrá
discusiones serias, rabietas
y comparaciones porque los
niños no entenderán que
antes sí podían jugar con
el móvil y después no, con
toda la lógica propia de
su edad», concluye.
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