Drogadicción: El consumo de drogas aumenta entre los jóvenes y las mujeres

El consumo de drogas sigue siendo una de las grandes lacras de esta sociedad. Con el paso de los años, lejos de disminuir, la problemática aumenta y está alcanzando cifras preocupantes.

Sin embargo, también hay una ventana abierta para la esperanza. Y es que, cada vez son más las personas que son conscientes de su adicción y se ponen en manos de especialistas para erradicar el problema.

La vorágine actual, el ritmo de trabajo o los problemas familiares acaban abocando a muchas personas a un toqueteo peligroso con las drogas. No saber dónde está el límite les lleva a un callejón sin salida, que lo único que provoca son más problemas.

Según los datos oficiales, cada vez son más los que escudan en las drogas para afrontar un problema, sin darse cuenta que lo único que provoca es que la situación se agrave.

Cifras preocupantes

Aragón sigue siendo una de las comunidades con mayor índice de consumo de drogas, y éste está aumentando de forma «considerable» entre mujeres y jóvenes. Dos colectivos «muy vulnerables», en los que se está dando una tendencia al alza en el consumo de este tipo de sustancias. En las estadísticas oficiales, el concepto «drogas» engloba tanto las sustancias legales como las ilegales. Es decir se incluyen desde el alcohol hasta la cocaína o el cannabis.

Según los últimos datos facilitados por el Gobierno de Aragón, el pasado año, 1.491 ciudadanos ingresaron en alguno de los centro contra la drogadicción de la región. Una cifra que se ha duplicado en los últimos cinco años. En el año 2003, ingresaron 766 personas, frente a las casi 1.500 del pasado año.

De ellas, casi la mitad lo hizo por problemas relacionados con el alcohol y cerca de un 30 por ciento por su adicción a la cocaína. Una cifra, esta última, que preocupa a las autoridades, ya que refleja un alto consumo de esta sustancia altamente adictiva y peligrosa.

Centro de referencia

En Aragón, el Centro de Solidaridad de Zaragoza es la referencia en la lucha contra la drogadicción. Fundado en 1.985, su principal y más conocido programa de ayuda a los drogodependientes es Proyecto Hombre.

Se trata de un programa educativo y terapéutico, al que cada año acuden cientos de personas. Además, el centro dispone de un plan de prevención antidrogas y un centro de tratamiento de adiciones.

Para el director de programas del centro, José Antonio Gimeno, se está produciendo una tendencia al alza en el consumo de alcohol y heroína, sobre todo entre los jóvenes y las mujeres. En su opinión, el aumento de las consultas por drogas en los jóvenes se debe principalmente a una prevención y detención precoz del problema. «Familias y profesores están mucho más sensibilizados e informados de los problemas con las drogas, por eso, al mínimo indicio acuden al centro en busca e información».

Sin embargo, insiste en la importancia de desvincular el consumo de drogas del ocio y la diversión de fin de semana. El efecto que produce este tipo de sustancias en los jóvenes no puede vanalizarse, ni mucho menos justificarse con la diversión, hay otras muchas fórmulas que garantizan un buen fin de semana, sin necesidad de poner en riesgo la salud.

Las cifras dejan claro que las autoridades están ante un problema grave, que pone en juego el futuro de miles de personas. En el último año, sólo en el programa Proyecto Hombre han ingresado cerca de 200 personas. «Cifras históricas» que reflejan un aumento preocupante del consumo de este tipo de sustancias.

Dramas personales

Detrás todos estos impactantes datos oficiales se esconden verdaderos dramas personales. Personas con nombre y apellidos que engorda estas cifras y que cuentan a sus espaldas con una historia, en la mayoría de los casos no muy agradable de contar. Este es el caso de María. Con 26 no logró superar la muerte de su madre, «me eché a la mala vida». Con el consumo de drogas «todo parecía más fácil, me transformaba, me convertía en una chica alegre y divertida, todo lo que no podía ser». «Sólo cuando estaba colocada lograba olvidarme de la pena que me producía la ausencia de mi madre, así que comencé una guerra contra el mundo, en la que la mayor perjudicada fui yo».

Según cuenta se convirtió en una persona egoísta, «lo único que me importaba era yo misma y era incapaz de ver el daño que le estaba haciendo a mi padre y a mi hermano». Él con seis años menos encajó mejor la pérdida de su madre. «Les culpé de todo, no podía entender cómo podían vivir como si tal cosa tras la muerte de mi madre».

Tras meses de ingreso en un centro contra la drogadicción y el apoyo inestimable de su familia, María logró dejar las drogas. «Entonces pensaba que el mundo estaba en mi contra, pero era yo la que me estaba autodestruyendo para no asumir la muerte de mi madre». «No me perdonaré el daño que le hice a mi padre y a mi hermano, pero ahora estamos mucho más unidos». «La tragedia que supuso para nosotros mi adicción a las drogas ha acabado por hacernos indivisibles a los tres».

Como María hay muchas personas que se refugian en las drogas de sus problemas. Sin embargo, hay muchos otros que empiezan a consumir este tipo de sustancias como un juego del que no saben salir. Lo que comenzó como una diversión se convierte en una esclavitud, que consigue anular por completo a las personas.