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Estados Unidos está preocupado por la "crisis" que está provocando el aumento del consumo interno de heroína, que está cambiando la estrategia y las rutas de la droga y es un punto débil en la lucha contra el narcotráfico en México y Centroamérica.
Pese a los progresos en la lucha contra los poderosos cárteles de la droga mexicanos y para actuar en las raíces de la violencia y la desigualdad en Centroamérica, el aumento del consumo de heroína en Estados Unidos podría ser un revés en una guerra a la que Washington dedica millones de dólares.
En una teleconferencia de prensa, el subsecretario de Estado de Estados Unidos para la lucha contra el narcotráfico, William Brownfield, aseguró que "crisis es la palabra correcta" para describir el aumento del consumo, del tráfico y la producción de heroína en América.
Brownfield recordó que el consumo de heroína en Estados Unidos ha aumentado un 65 % y es un problema en zonas del país en las que no tenía presencia significativa, mientras que el 95 % de todo la heroína consumida en la nación es producida en Latinoamérica, especialmente en México.
Organizaciones de lucha contra las drogas en Estados Unidos llevan alertando desde hace varios años sobre una epidemia que ha sido alimentada por los abusos de opiáceos recetados por doctores.
Los últimos datos del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos indican que las muertes por sobredosis se han duplicado entre 2010 y 2012, hasta las 2,1 muertes por cada 100,000 habitantes.
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