Los nuevos "pecados sociales" incluidos por el Vaticano han provocado una multitud de reacciones Este diario ha hablado con ecologistas, ´brokers´, investigadores y colectivos de ayuda contra la drogadicción
El Periódico de Aragón /MEC
En el infierno retratado por Dante en la Divina Comedia, cada castigo se ajustaba a la naturaleza de su falta y se repetía eternamente. Esta obra maestra de la literatura describe, entre otras muchas torturas y sufrimientos, el tránsito por el bosque de los suicidas, la travesía del desierto donde llueve el fuego y la llanura de hielo de los traidores, estos últimos, considerados los peores pecadores entre todos. Pero, ¿en qué ha cambiado el infierno desde el siglo XIV? Solo una persona lo puede revelar: el Papa, Benedicto XVI, infalible en estas cuestiones, no ha dudado en asegurar que el infierno existe y que, además, no está vacío, aunque no está situado en ningún lugar concreto.
Y es que el Vaticano ha lanzado una advertencia: las puertas de las llamas no solo se abren con esos siete pecados capitales que se aprendían en el catecismo --lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia--. La lista se ha ampliado con los llamados pecados sociales, entre los que se incluyen las manipulaciones genéticas dudosas, la acumulación excesiva de riqueza generando injusticias sociales, la ingesta de drogas o la contaminación del medio ambiente.
Las afirmaciones en este sentido de uno de los portavoces del Vaticano han desconcertado a algunos y agradado a otros, aunque en realidad son lo suficientemente ambiguas como para que nadie se dé por aludido directamente. ¿Es pecado entonces no reciclar? ¿Y acudir a una corrida de toros? ¿Y no tener placas solares en los obispados o en los conventos?¿Y si una persona utiliza parte de su riqueza para ayudar a los demás? ¿Peca menos? ¿Con qué parámetros se mide la riqueza? ¿Comparándola con la de un pescador keniata o con la de Manuel Pizarro?
En el grupo de los satisfechos, pero también críticos, se encuentran los ecologistas, a los que agrada que por fin la Iglesia haya dado un paso al frente en la necesidad de cuidar mejor el planeta. "Me parece muy bien que se actualice la lista de pecados porque parece que hasta ahora a la Iglesia solo le interesaba el sexo. Y es mucho más grave contaminar", asegura Víctor Viñuales, de la Fundación Ecología y Desarrollo.
Este activista va aún más lejos en sus consideraciones, al creer que el término prójimo está desactualizado. "Antes solo era el que estaba al lado, pero ahora sabemos que también lo son las generaciones venideras y que el gas que desprenden nuestros coches es uno de los factores que ocasiona que en el otro lado del mundo haya huracanes", explica este defensor aragonés del medio ambiente, quien no duda en afirmar que prójimo son también "todos los seres vivos" y no duda en lanzar una pregunta al aire: "¿Quiénes somos nosotros para provocar la extinción de otras especies?".
Sin embargo, el mensaje de Víctor Viñuales incluye también un reproche. "Deberían predicar con el ejemplo. A partir de ahora los obispados, los colegios religiosos, conventos y monasterios deberían llenarse de placas solares y comenzar a reciclar papel, algo que hasta ahora en España no se está haciendo", reivindica este dirigente ecologista.
Y es que el colectivo verde no deja a un lado su tradicional espíritu crítico. "Es interesante que la Iglesia haga esto, pero tiene muchas contradicciones, puesto que avala y fomenta fiestas en los pueblos en las que se maltrata animales o incluso sacan beneficio de corridas de toros, algo totalmente en contra de la conciencia ecológica", relata José Luis Latas, del colectivo Acción Verde. "Si con esto se crea conciencia, bienvenido sea, pero no sé hasta que punto la Iglesia debe entrar en estos temas. Hablar de la palabra pecado es un poco anacrónico", añade.
A pesar de todo, los pecados ecológicos pueden ser los menos polémicos, ya que quien más y quien menos reconoce que es preciso un cuidado mayor del medio ambiente. Algo distinto es llegar a una apreciación absoluta sobre la investigación genética. Luis Larrad es el jefe de servicio de Inmunología del hospital Clínico de Zaragoza y trabaja investigando con células madre --una de sus líneas de trabajo se centra en la extracción de este tipo de células de la grasa humana para lograr formar cartílago que mejore, por ejemplo, los procesos reumáticos--. "Bueno, yo trabajo con células madre adultas, así que a lo mejor lo mío es un pecado venial", bromea este investigador aragonés al hablar de los nuevos pecados.
"Intuyo que lo que se quiere expresar con la introducción de las manipulaciones genéticas en el listado es que hay que tener cuidado con lo que se hace, algo en lo que coincido. Hay que estar alerta, porque qué pasa si empezamos a modificar seres vivos. Creo que cada uno tiene que actuar según su conciencia", dice.
"No me parece mal que se lance un mensaje de alerta. Yo soy responsable con mi trabajo y creo que la mayoría de los científicos va a seguir trabajando en la medicina regenerativa porque es el futuro", añade. Sin embargo este investigador lanza un aviso: "Sí que hay problemas éticos que todavía deben resolverse. Esto no es gratis y habrá repercusiones".
El mensaje del Vaticano no se vio de modo tan neutro por Proyecto Hombre, colectivo que centra su trabajo en la rehabilitación de las drogas. "Hablar de pecado es un poco contradictorio, porque no creo que ayude a evitar el consumo, sino a alejarse más de la Iglesia. La gente que toma drogas necesita cercanía, no un juez o una condena. Por eso para nosotros lo importante es salvar a la persona como sea", indica José Antonio Gimeno, director de Proyecto Hombre. "Sí es cierto que el consumo acarrea un daño físico y espiritual, ya que la persona anula sus sentimientos, su personalidad y su racionalidad. Quizás por eso la Iglesia habla en esos términos", apunta Gimeno.
Más difícil es valorar el concepto de riqueza. Ninguna entidad financiera aragonesa quiso entrar en este tema. Solo desde la empresa de brokers Renta 4 dieron una respuesta: "Entendemos que no hay nada nuevo, puesto que ya se incluía la avaricia en la lista de pecados capitales".
Pero que nadie se asuste. Todos los pecados son perdonados con arrepentimiento y confesión.
Ave María Purísima.